domingo, 25 de noviembre de 2012


SEDACION DEL ENFERMO TERMINAL.
DEFINICIONES
Sedación: acción producida por los sedantes
Sedantes: sustancias que disminuyen la sensación de dolor, o más exactamente, la excitación del sistema nervioso central. La acción sedante de muchos medicamentos está relacionada con sus cualidades analgésicas, tranquilizantes e hipnóticas, y el tipo de acción que se alcanza depende de la dosis administrada.
Tipos de sedación
 SEDACIÓN PRIMARIA: es la disminución de la conciencia de un paciente que se busca como finalidad de una intervención terapéutica.
 SEDACIÓN SECUNDARIA ( somnolencia): es la disminución de la  conciencia de un paciente como efecto colateral de un fármaco administrado  en el curso del tratamiento de un síntoma. Según la temporalidad
 SEDACIÓN INTERMITENTE: es aquella que permite periodos de alerta del paciente.
 SEDACIÓN CONTINUA: es aquella que mantiene la disminución del nivel de conciencia del paciente de forma permanente
 Sedación únicamente la administración de fármacos apropiados para disminuir el nivel de conciencia del enfermo con el objetivo de controlar algunos síntomas.
En enfermos terminales la estrategia terapéutica es paliativa, hablamos de dos conceptos: SEDACIÓN PALIATIVA y  SEDACIÓN TERMINAL, en los que la administración de fármacos sedantes pretende conseguir el manejo de diversos problemas clínicos (ansiedad, disnea, insomnio, crisis de pánico, hemorragia, sedación previa a procedimientos dolorosos, etc.)
La sedación paliativa es la disminución deliberada del nivel de conciencia del enfermo mediante la administración de los fármacos apropiados con el objetivo de evitar un sufrimiento intenso causado por uno o más síntomas refractarios.
Puede ser continua o intermitente y su profundidad se gradúa buscando la el nivel de  sedación mínimo que logre el alivio sintomático. La  sedación paliativa en la agonía es  la sedación paliativa que se utiliza cuando el enfermo se encuentra en sus últimos días u horas de vida para aliviar un sufrimiento intenso. En esta situación la sedación es continua y tan profunda como sea necesario para aliviar dicho sufrimiento.


ESPECTOS ETICOS DE LA ENFERMEDAD TERMINAL.
La muerte forma parte de la vida de cada uno y constituye un momento personal y único. Vivir y morir forman parte de lo mismo; morir es uno de los parámetros del vivir. Se considera a la muerte como una situación límite íntimamente relacionada con la personal trayectoria biográfica y las actitudes ante la vida que se hayan tenido. Estas actitudes marcarán sus vivencias y orientarán el comportamiento que se manifiesta en la denominada fase terminal.

La  enfermedad  terminal  (Síndrome  terminal =  ST) se define como el  estado clínico que  indica  expectativa  de  muerte  en breve plazo. Se presenta comúnmente como el proceso evolutivo final  de  algunas  enfermedades crónicas progresivas cuando se han agotado  los  remedios  disponibles.
El  diagnóstico de ST se basa en la  existencia de los  siguientes factores:
  a)  Enfermedad causal de  evolución  progresiva.
 b)  pronóstico  de  supervivencia inferior a  un mes .
c)  ineficacia  comprobada de los tratamientos y pérdida de la esperanza de recuperación.
CUANDO SE APLICA EL DIAGNOSTICO DEL ST.
SURGE INTERROGANTES  COMO.
·       ¿Debo  decirlo  a  mi  paciente?
·       ¿Cómo  comparto este conocimiento con mi paciente.
·       Valores, ética y moral 
·       Al acto de valorar lo sustentan 2 cargas: la objetividad de los valores y la subjetividad de la valoración que depende del punto de vista desde el cual se observa, de la formación económico-social y la cultura del pueblo o país en el proceso de reconocimiento de la persona humana.
El personal de la salud jerarquiza desde los tiempos de Hipócrates, 2 principios fundamentales:
·       Hacer el bien (principio de beneficencia). Este principio defiende que todos los actos que están orientados a hacer el bien estén justificados en sí mismos. 
·       No dañar (principio de la no maleficencia). Este principio defiende que ninguna acción del profesional debe ir orientada a hacer el mal, debe evitar el daño a los pacientes. Es considerado como el otro elemento del par dialéctico beneficencia-no maleficencia.



Establecer procesos comunicativos con el enfermo terminal y su familia


Fin de la vida
Lo lamento- dijo Frodo -; estoy asustado y no siento ninguna lástima por Gollum.
No lo has visto- interrumpió Gandalf.
- No, y no quiero verlo- replicó Frodo-. No puedo entenderte ¿Quieres decir que tú y los Elfos habéis dejado que siguiera viviendo después de todas esas horribles hazañas? Ahora, de cualquier modo, es tan malo como un orco, y además un enemigo. Merece la muerte.
- La merece sin duda. Muchos de los que viven merecen la morir y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida?  Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos...
(JRR Tolkien, El señor de los anillos, tomo I La comunidad del anillo, capítulo II)

Establecer procesos comunicativos con el enfermo terminal y su familia


La muerte es un fenómeno natural, universal y único, natural siempre y cuando no hagan algo que lo  lleven a la muerto como un asesinato, está en manos de los profesionales de la salud poner los medios a su alcance para evitarla, pero siempre habrá un último momento en el que, pese a todos sus esfuerzos, llegará de forma inexorable, muchas veces se dice que la muerte es la continuidad de la vida.  El personal de salud se debe involucrar con los familiares y sobre todo con la paciente terminal asta que llegue su momento, El proceso comunicativo es central en el comportamiento y el desarrollo humano, aportando su complejidad y especificidad, situación que determina toda relación interpersonal. En el desarrollo  personal cada individuo adquiere experiencias en sus actividades, mediante las cuales se representa el mundo y le va dando un significado específico. A través de la comunicación con otros seres va modificando sus representaciones y significados, proceso que tiene un impacto transformador y enriquecedor para la personalidad. Esto tiene una importancia vital en la relación médico-paciente, ya que permite limar asperezas y facilitar la ulterior comunicación, incluso en el caso de pacientes terminales, y ser así la principal  herramienta terapéutica.
La relación interpersonal nos ayuda a vivir la dolencia del  enfermo en fase terminal para saber lo que realmente siente el y su familia y a su vez la familia y el enfermo otorgan una gran confianza al personal de salud. Incorporamos sentimientos, principios y vivencias del paciente y su familia.
Es de gran importancia el respeto al ser humano enfermo, respeto y confianza mutua, respeto y confianza mutua, respeto por la autonomía del paciente y sus familiares.







sábado, 24 de noviembre de 2012


Proceso de consentimiento informado con el enfermo terminal.


El consentimiento informado constituye un presupuesto y elemento integrante de la lex artis para llevar a cabo la actividad médica. Es un hecho incontrovertible que el consentimiento informado es ajeno a la tradición médica, que lo ha desconocido a lo largo de su historia, si bien ahora constituye un presupuesto esencial en la relación médico-paciente, lo que redundará en una significativa mejora de la calidad asistencial.
El consentimiento informado ha llegado a la medicina desde el derecho y debe ser considerado como una de las máximas aportaciones que el derecho ha realizado a la medicina por lo menos en los últimos siglos. Hoy constituye una exigencia ética y un derecho recientemente reconocido por las legislaciones de todos los países desarrollados.
En épocas pasadas, la relación médico-paciente era de tipo verticalista, pues el medico desempeñaba el papel y el enfermo de desvalido. El médico decidía en forma aislada el tratamiento a seguir sin consultar con el paciente, por considerarlo una persona débil, sin firmeza física ni moral. Para ello podían manejar u ocultar la información, valerse del engaño e incluso de la coerción.
El antiguo modelo exigía obediencia y confianza al medico, Y el medico, por su parte, debía tener la autoridad suficiente para cumplir con su deber de buscar el máximo beneficio objetivo del enfermo.
A este deber se le llama actualmente “principio de beneficencia”, y constituye la esencia del modelo “paternalista”, que importa la búsqueda del bien de otra persona desde un nivel de preeminencia que permite prescindir de la opinión de otra persona.
En los últimos años este tipo de relación médico-paciente ha comenzado a experimentar una transformación radical. Ahora, el enfermo espera que se respeten sus derechos y su autonomía para decidir. Y al médico se le pide, sobre todo, competencia técnica para realizar las aspiraciones y los deseos del enfermo. En este nuevo modelo autonomista el principio de beneficencia del médico tropieza con las limitaciones impuestas por el reconocimiento de la autonomía que tiene el enfermo para decidir sobre sus propios valores.
Actualmente nos encontramos con una relación de tipo democrática y horizontal, en el que se pasa de un modelo pasa de moral único a un modelo pluralista, que respeta los diferentes códigos morales de cada persona, en donde la dignidad de la persona constituye el fundamento principal de todo ordenamiento. Precisamente por ello el consentimiento informado está catalogado entre los más importantes derechos humanos


Referencia recomendada:



Conceptos de terminalidad y enfermedad avanzada


 DEFINICIÓN DE ENFERMEDAD TERMINAL


En la actualidad es mejor hablar de situaciones clínicas al final de la vida, donde la enfermedad terminal se encuentra entre enfermedad incurable avanzada y la situación de agonía. Enfermedad incurable avanzada. Enfermedad de curso progresivo, gradual, con diverso grado de afectación de la autonomía y de la calidad de vida, con respuesta variable al tratamiento específico, que evolucionará hacia la muerte a medio plazo.
Enfermedad terminal. Enfermedad avanzada en fase evolutiva e irreversible con síntomas múltiples, impacto emocional, pérdida de autonomía, con muy escasa o nula capacidad de respuesta al tratamiento específico y con un pronóstico de vida limitado a semanas o meses, en un contexto de fragilidad progresiva.
Situación de agonía. La que precede a la muerte cuando ésta se produce de forma gradual, y en la que existe deterioro físico intenso, debilidad extrema, alta frecuencia de trastornos cognitivos y de la conciencia, dificultad de relación e ingesta y pronóstico de vida en horas o días.

Enfermedades avanzadas
Es conocida la dificultad que existe para determinar cuando un paciente con enfermedad avanzada no maligna entra en fase Terminal. Aunque estimar el pronóstico es una ciencia inexacta, no debe ser motivo para que evitemos hablar del mismo con los enfermos y/o la familia. Debemos de tener presente que un número no despreciable de estos pacientes morirán repentinamente; por lo que no tenemos que caer en el "nihilismo" del pronóstico. A modo de práctica clínica, como señala Scout A. Murria et al., cuando monitoricemos indicadores pronósticos y observemos un declive progresivo e irreversible del paciente, nos debemos preguntar: ?me sorprendería si mi paciente muriera en los próximos 12 meses?. Si la respuesta es no, necesitamos dar al paciente y familia la oportunidad de planificar una buena muerte, cunado le corresponda, planificando unos adecuados cuidados al final de la vida.



Referencia recomendada:


jueves, 22 de noviembre de 2012




Identificar conflictos éticos más frecuentes: uso de analgésicos potentes,  rechazo del tratamiento, hidratación y nutrición artificial.



Uso de analgésicos potentes
Hasta hace algún tiempo se estimaba que el uso racional de los medicamentos sólo estaba influenciado por la falta de información y capacitación pero actualmente se considera que, si bien los aspectos anteriores son requisitos previos  para el uso apropiado de los medicamentos, también intervienen otros factores tales como los conocimientos, actitudes y prácticas, los cuales pueden variar entre los países, ya sea por los grupos profesionales como por el público en general.  En la prescripción médica se resume la relación entre el curso de una enfermedad y el papel del medicamento empleado en su tratamiento, sin embargo, esta no constituye el único factor que determina la cantidad y calidad del consumo de medicamentos en una comunidad. En la prescripción se reflejan, además, los productos que se encuentran disponibles, la información que se haya divulgado sobre los mismos, así como las condiciones en que se desarrolla la atención médica. Uno de los campos de aplicación de la bioética es su incidencia sobre el manejo de los recursos de la manera más eficiente. La búsqueda de alternativas farmacoterapéuticas es un aspecto de gran interés para la solución de problemas específicos, pues aunque los medicamentos son una variable fundamental del sistema de salud, no pueden menospreciarse sus efectos adversos y las consecuencias económicas de su manejo. Los nuevos medicamentos biotecnológicos, con precios muy elevados, plantean esta problemática de manera muy clara,  por lo cual hay que pensar, hasta donde sea posible,  en fijar límites reales y razonables para darle solución a estas cuestiones.  Todo esto se resume en la necesidad cada vez más creciente, de compatibilizar la limitación de recursos con la eficiencia y  el derecho a la salud.  La investigación científica tiene un gran compromiso ante la humanidad, por lo que debe estar inspirada en una vocación de servicio al hombre. En el período que nos ha tocado vivir los cambios se producen cada vez más rápidamente y frente a estos avances se abren amplios debates que abarcan aspectos científicos, éticos, jurídicos y económicos que cuestionan los beneficios generados por los descubrimientos más recientes. La solución a este problema es encontrar vías y plantear el avance científico con una actitud de cautela y responsabilidad, conjugando dos principios básicos: la libertad de la investigación y el respeto a la dignidad de la persona.







Rechazo terapéutico
El alargamiento de la vida y el respeto cada vez mayor a la autonomía de las personas han creado diversos conflictos que no están sólo relacionados con la Medicina, sino también, y de manera muy  intensa, con el mundo jurídico y los valores éticos de sus protagonistas: los pacientes y sus familiares, los profesionales y la sociedad en general. . Estos dilemas obedecen a dos ideas básicas: el derecho de los enfermos a decidir sobre los tratamientos y las opciones clínicas como parte del principio de libertad y autonomía individual (no inicio o retirada de medidas de soporte vital), y el deber de la sociedad y de los profesionales de intervenir en el proceso de la muerte y en las decisiones asistenciales relacionadas con la misma (cuidados, paliativos, eutanasia y suicidio asistido).
Una característica de la Medicina occidental es el reconocimiento de que los pacientes tienen derecho a rechazar todas las pruebas y tratamientos que recomienden los médicos, inclusive el tratamiento de soporte vital, aun cuando la consecuencia de tal rechazo sea su muerte. Este derecho a consentir o negarse deriva de los conceptos éticos y legales del respeto por la autodeterminación y la autonomía, así como del derecho a ser dejado a solas (o en paz). Se acepta que un paciente con enfermedad grave o potencialmente irreversible se conforma con las medidas normales, ordinarias y proporcionadas de tratamiento y que pueda rechazar los medios excepcionales alternativos, terapéuticas dudosas o experimentales, hecho recogido en la Carta de los Derechos de los Pacientes en España, Capítulo VII, que dice en su Art. 27, 2, lo siguiente: “El médico no deberá emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas sin esperanza, inútiles u obstinadas. Ha de tener en cuenta la voluntad explícita del paciente a rechazar el tratamiento para prolongar su vida y a morir con dignidad. Y cuando su estado no le permita tomar decisiones, el médico tendrá en consideración y valorará las indicaciones anteriores hechas por el paciente y la opinión de las personas vinculadas responsables. “
La doctrina del conocimiento y la negativa informados consta de tres elementos, todos los cuales deben cumplirse para que sean válidos: 1) debe transmitirse al paciente la información suficiente, 2) el enfermo debe ser capaz de decidir y 3) el paciente debe estar libre de coacción. La “información suficiente” es aquella que debe conocer una persona razonable para tomar una decisión en cuestión, esto es, que entienda sus opciones, los riesgos y beneficios generales de cada opción, la recomendación del tratamiento del médico y las razones de tal recomendación. El respeto por el paciente y su autonomía exige que corresponda a éste y no a su médico, decidir qué tratamiento debe ser o no aplicado para dar cumplimiento a lo que el paciente estima su propia dignidad y para evitar lo que el enfermo consideraría sufrimiento, aportando su sistema personal de valores y de preferencias de tratamiento y las utiliza para considerar cada opción.







Hidratación y alimentación artificial
Desde hace años, es posible tratar cualquier situación clínica de desnutrición, ya sea utilizando nutrición enteral o parenteral. La consideración o no de la hidratación y nutrición artificiales como cuidados puede tener, entre otras, repercusiones jurídicas de magnitud nada desdeñable. Si se estimasen como tratamiento, cuando el paciente ejercitara la toma de decisiones acerca de medios que quiere o no que se le apliquen, serían objeto de libre disposición y por ende renunciables; en este caso, además, una ley que las exigiese sería contraria a muchas de las Cartas Magnas y Códigos de Deontología Médica, que establecen que nadie puede ser obligado a un determinado tratamiento. Pero si en cambio se consideran cuidados mínimos de sustento vital, no sólo no serán objeto de disposición por parte del paciente, como tampoco lo es su vida -en sentido absoluto-, sino que deberán considerarse verdaderos derechos humanos, y por tanto medios de mantenimiento irrenunciables.
La nutrición artificial puede caer bajo la categoría de tratamiento sobre el cual se puede hacer un juicio de proporcionalidad; es decir, que, en ciertos escenarios, la nutrición puede llegar a considerarse como desproporcionada al implicar para el paciente una carga excesiva o una notable molestia física vinculada, por ejemplo, a complicaciones en el uso del instrumental empleado.  En caso de que el trastorno sea irreversible tampoco tiene por qué resultar fútil la nutrición, ya sea enteral o parenteral, si el paciente no está en sus últimos días, ya que de no alimentarle se moriría por malnutrición, lo cual constituye mal praxis.
Los dispositivos de restricción física para mantener la sonda de alimentación están éticamente justificados para el sostén de la vida durante una enfermedad aguda y reversible y en los casos de enfermedad irreversible crónica en los que el paciente ha perdido la capacidad para razonar las ventajas de la alimentación, aunque en esta última circunstancia es controvertido.
Difícilmente la nutrición e hidratación pueden ser consideradas en sí mismas dentro de la maleficencia y si dentro de la beneficencia; la maleficencia podría aparecer según los medios empleados.



martes, 13 de noviembre de 2012


Conceptos de limitaciones de esfuerzo terapéutico.
La palabra  “Limitación” nos habla de la sabiduría del límite, del momento de parar o no iniciar, de reducir, de restringir. La palabra “terapéutico” unida a “limitación  del esfuerzo” parece conducirnos a reconocer que abandonar las medidas de soporte vital no supone abandonar del todo al paciente y al entorno familiar en el proceso de muerte. Cuando la enfermedad del paciente “no tiene remedio”.
Limitar no es terminar. Limitar implica  aquí más bien derivar a otras áreas  más del ámbito de la enfermería y de la asistencia social como son el cuidado, el acompañamiento, el apoyo psicológico, el cuidado de las relaciones humanas
El proceso de toma de decisiones acerca de la conveniencia de implementar o de abstenerse de ciertas medidas terapéuticas.
Esto ocurre especialmente en la etapa final de la vida, porque se teme que la limitación o la suspensión de terapias puedan guardar una relación causal con la muerte del paciente. 
Las limitaciones de los esfuerzos terapéuticos es la decisión meditada que realiza el paciente y familiares sobre no a la implementación o la retirada de terapias médicas al anticipar que no conllevaran un beneficio significativo al paciente.
El planteamiento del paciente que el limitara la terapia medica es un opción que también lo presenta en las unidades de cuidados intensivos (UCI) ante determinados cosos en paciente en situaciones críticas y sin posibilidades de recuperación o con presencia de secuelas graves.
 La LET es un dilema moral consecuencia del desarrollo técnico de nuestras sociedades avanzadas. Las medidas de soporte vital no siempre proporcionan un beneficio real a la persona mayor y  quizá, por ello, se considera que es el momento,  el tiempo, de centrarse en los aspectos más paliativos y de bienestar. Por este motivo la LET  debe tomarse,
En principio, de común acuerdo entre el equipo  médico, los familiares y todos los implicados. Si  hay pluralidad de opiniones debe respetarse, pues muchas veces, las distintas opiniones tienen una parte de verdad. Las medidas, también pueden ser reconsideradas, según la evolución de cada caso. Todo esto, no impide, que la iniciativa a la hora  de realizar una LET deba ser del equipo médico.





utilizar racionalmente la tecnología medico


Utilizar racionalmente la tecnología medico

Las tecnologías sanitarias han sido definidas como aquellas que comprenden elementos atribuibles  a un determinado proceso o procedimiento y los procedimientos que son las entidades a las que  es posible asignar efectos determinados. Estarán sujetas a esta Petición Abreviada todas las solicitudes de tecnologías sanitarias a excepción  de aquellos elementos de uso corriente (insumos), los repuestos de equipos existentes o el remplazo de instrumental de uso rutinario.
Para mi es muy importante el avance de la tecnología ya que facilita al personal de salud el diagnostico, tratamiento o cura de diversas enfermedades, para nuestra fortuna hemos contado con grandes científicos que nos han ahorrado esta grandiosa tarea. La reproducción de la sabiduría médica no sólo es geométrica; es más precisa y más fina. Aunque a veces estos avances no son del todo buenos ya que no sobra repetir que el conocimiento y la tecnología en medicina no son ni buenos ni malos. Puede ser “mala” la forma en que se obtienen o inadecuadas las vías por medio de las cuales se ejercen. Los juicios morales sólo se aplican a los seres humanos; son los usos de la tecnología los que están sujetos a la polaridad axiológica de bueno o malo. La cuestión central es clara: debe existir un balance entre tecnología y ética.

Un problema muy grave que tenemos en la actualidad es que la tecnología solo beneficia a unos cuantos a esas personas con un nivel económico elevado, o tenemos a esos médicos que solo utilizan la tecnología para fines lucrativos y no están comprometidos en realidad con la humanidad.





viernes, 9 de noviembre de 2012


La tecnología como medio, no como fin



Se entiende por Tecnología la aplicación del conocimiento empírico y científico con una finalidad práctica. Inicialmente se denominó Tecnología de Salud a “los medicamentos, equipos y dispositivos médicos, a los procedimientos médicos y quirúrgicos, y a los modelos organizativos y sistemas de apoyo” necesarios para su empleo en a la atención a los pacientes.

La definición fue ampliada posteriormente para incluir todas las tecnologías que se aplican en la atención a personas enfermas y sanas, además de resaltar la importancia de las habilidades personales y el conocimiento necesario para su uso.
También se ha tenido en cuenta la relevancia de las tecnologías empleadas en la atención al ambiente. Pero las tecnologías que se emplean en la atención de las personas son de protección frente a los riesgos, prevención de los daños, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación.
Las tecnologías en Salud se subdividen en la atención a las personas y al medio ambiente.

La atención a las personas se clasifica en los servicios de salud comunitarios e individuales.
Las tecnologías de protección, promoción y prevención se incluyen en los servicios de salud comunitarios.

Promoción de la salud:
El concepto que se utiliza habitualmente es de ser un proceso en el que se le proporciona a los medios necesarios para mejorar su salud y ejercer un mayor control sobre la misma. Para alcanzar un estado adecuado de bienestar físico, mental y social, un individuo o grupo debe ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, satisfacer sus necesidades y cambiar o adaptarse al medio ambiente.

Por consiguiente, dado que el concepto de salud como bienestar trasciende la idea de forma de vida sana, la promoción de la salud no es exclusivo al sector salud, al estar dirigido hacia la acción de los determinantes de la salud (medio ambiente, estilos de vida, organización de los servicios y biología humana); se requiere de la cooperación estrecha de otros sectores, a los que involucra en un amplio y permanente proceso de participación, lo que favorece la verdadera construcción social de la salud como resultado de la movilización concertada de recursos y esfuerzos para la totalidad de los actores sociales.

En mi opinión….la tecnología se ha vuelto un papel muy importante en el desarrollo de la salud en nuestro país ya que esta nos a ayudado a tener una idea mas clara y amplia sobre la salud y nos a permitido romper las barreras sobre las incógnitas de algunas enfermedades, mas sin embargo no debemos olvidar que tenemos que utilizarla para el beneficio de nuestros pacientes y no perjudicar a los mismos.


martes, 6 de noviembre de 2012


El paciente incompetente.


Es una situación frecuente en medicina intensiva tener enfermos en coma o con cuadros clínicos que alteran su capacidad psíquica para tomar una decisión determinada, por lo que no pueden ejercer su derecho a la autonomía. En este caso el médico intensivista puede guiarse, a la hora de una toma de decisiones, por lo siguiente:
  • a) voluntad del paciente antes del ingreso
  • b) criterio del juicio sustituto
  • c) los mejores intereses para el paciente
La voluntad previa del paciente ante situaciones determinadas que pudieran ocurrirle (resucitación cardiopulmonar, ventilación artificial, etc.) al menos de forma escrita, es infrecuente en nuestro medio ( sólo recuerdo el caso de los que tenían en el carné de identidad su voluntad expresa de donar los órganos), pero en caso de que existiera debiera respetarse, En cuanto al juicio sustituto es aquél que el médico busca en la familia o allegados sobre si existía alguna preferencia o decisión previa del paciente sobre la situación en la que se encuentra, también puede suceder que el paciente se lo haya expresado a su médico antes de caer en su estado actual. Pero siempre la decisión que se tome en base a ello será una decisión cuestionable y con mucho de subjetivismo. En mi opinión, cuando esto ocurre, lo mejor es tomar una decisión basada en los mejores intereses para el paciente. Esto significa que se hará lo que se considere o determine lo que es mejor para la evolución del paciente, tanto desde el punto de vista objetivo y subjetivo y sin considerar los intereses del paciente en caso de que existieran. En esta situación siempre debe existir un consenso con los familiares para evitar conflictos. En los casos en que no existiera acuerdo entre médicos y familiares, entonces el problema pudiera consultarse en el comité de ética del hospital.


link de archivo de paciente incompetente en psiquiatría




jueves, 1 de noviembre de 2012

Identificar sustituto del paciente incompetente



Identificar sustituto del paciente incompetente

La competencia, en un término legal, es utilizado para referirse a la aptitud para tomar decisiones en genera (no sólo para tomar decisiones médicas). Se asume que una persona es competente a menos que haya sido determinado lo contrario por una corte legal.

Un paciente incompetente, seria aquel que ya no es capaz de comprender información y de tomar las decisiones relativas, entendiéndose esta como una capacidad cognitiva total.
En un paciente incompetente, la decisión corresponde a la familia, a un representante o sustituto o al médico.
Los familiares están usualmente preocupados por los intereses del paciente, son habitualmente conscientes de sus valores y objetivos vitales y generalmente están movidos por el amor hacia el paciente. Sin embargo, la idea de familia es demasiado amplia, por lo que el médico tiene la responsabilidad de identificar a aquellos familiares que realmente muestren conocimiento y preocupación por el paciente. Habitualmente, para los adultos, el familiar corresponde al esposo o esposa y en el caso de los niños, al padre y a la madre.
En todos los casos en que un familiar represente al paciente, debe considerarse que tanto el médico como los familiares deberían guiar su decisión en relación al mejor de los intereses del paciente. En este sentido es importante recordar que los pacientes incompetentes son personas y como tales no son propiedad de otro. A nuestro juicio, esto significa que los familiares, así como el médico, deben guiar sus decisiones en conformidad con ciertos valores éticos primarios como son el respeto a la vida, la compasión y el principio de no dañar.
El rechazo de padres Testigos de Jehová a una transfusión sanguínea para sus hijos menores de edad, plantea al médico el problema de tomar una decisión adecuada pensando en el mejor de los intereses de su paciente incompetente, que es el niño. Si fuera verdad que los padres pueden elegir cualquier cosa para sus hijos, no existiría un fundamente objetivo para validar éticamente la realización de una transfusión, a pesar del rechazo de los padres.
En relación a la participación de los Comités de Ética en estas decisiones, nosotros sugerimos que siempre tengan un papel de consejo o sugerencia y que las decisiones finales sean tomadas por el médico tratante en ausencia de familiares o por los familiares apropiadas, luego de información y consejo del médico tratante.

 http://escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones/boletin/html/etica/Etica03.html
 http://www.jornada.unam.mx/2011/07/27/opinion/024a2pol